Pistoleros de agua dulce

Monkey Business
Título	Pistoleros de agua dulce
Ficha técnica
Dirección	Norman Z. McLeod
Producción	Herman J. Mankiewicz
Guión	S.J. Perelman y Will B. Johnstone
Música	Harry Armstrong Sammy Fain John Leipold Alfred Mazzucchi Pierre Norman
Reparto	Groucho Marx Harpo Marx Chico Marx Zeppo Marx Rockliffe Fellowes
Datos y cifras
País(es)	Estados Unidos
Año	1931
Género	Comedia
Duración	77 minutos
Compañías
Productora	Paramount Pictures
Distribución	Paramount Pictures
Ficha en IMDb
Ficha en FilmAffinity

Pistoleros de agua dulce es un largometraje de los Hermanos Marx, filmado en 1931por la casa Paramount, y dirigida por Norman Mcleod. Escrita por S.J. Perelman y Will B. Johnston. Con Thelma Todd, Rockcliffe Fellowers, Harry Woods, Ruth Hall y Tom Kennedy. Como todo largometraje de estos cómicos estadounidenses, está infestado de juegos de lenguaje y de absurdos hilarantes. Es de complicado disfrute, por sus ideas complejas e inglés intelectual, principalmente en los diálogos de Chico y Groucho Marx. Su argumento gira en torno a sus clásicas aventuras dispares; rutinas musicales de Harpo y Chico; y su clásico final incoherente.

Argumento [editar]

Son polizones en un barco, escondidos en unos barriles de arenques, comenzando así sus aventuras. En su huida, Zeppo trata de conquistar a una muchacha, hija de un mafioso; mientras Groucho se convierte en guardaespaldas de otro truhán, tras seducir a la mujer de éste. Harpo huye gran parte de la película de un oficial alcohólico. Chico y Harpo se convierten en guardaespaldas del otro mafioso, pero en algún momento se confunden (mientras Groucho confunde al mafioso y al espectador o público) y terminan todos sirviendo indistintamente al padre de la enamorada de Zeppo. Su condición de polizones del barco es resuelta magníficamente por secuencias clásicas como su imitación de Maurice Chevalier. Al final se desarrolla una batalla épica en un granero-establo debido al rapto de la enamorada de Zeppo por el otro mafioso para lograr un nicho en el contrabando de los años de la prohibición. Termina predeciblemente, como todas sus películas, pero como siempre, lo mejor son los diálogos y ofensas de Groucho hacia todo el que se le pone enfrente. Harpo con sus gesticulaciones y Chico con sus ocurrencias e inocencia. Y Zeppo con su intrascendencia e incapacidad para hilar una buena secuencia, dando su valía en el absurdo cómico.